Urgencia
subjetiva y trauma
Rosa
Lagos
Agradecida de
haber sido invitada a esta conversación porque da la oportunidad de
poner a circular nuevos significantes que nombran las respuestas que el sujeto
actual da al malestar en la cultura y que nosotros como clínicos, al decir de
Lacan, no podemos estar fuera de lo que la subjetividad de la época propone: que renuncie aquel que no está acorde a la
subjetividad de la época, lo que nos lleva a los psicoanalistas a revisar
de manera continua nuestro quehacer.
Lo que emerge y lo que urge, lo que urge hace
referencia al tiempo a la prisa, lo que emerge a lo que aparece de repente, de
manera inesperada, y que en medicina, compromete la vida del paciente, no sucede
así en la urgencia.
La
urgencia es un
concepto tomado del territorio médico y en este campo se refiere, de acuerdo a
la definición de la OMS, a la aparición fortuita, imprevista o inesperada, en cualquier lugar o actividad de un problema de
causa diversa y gravedad variable que genera la conciencia de una necesidad
inminente de atención. Deriva del latín URGIERE que significa precisión o
apremiante necesidad de lo que falta, insta a realizar una acción precisa
y sin tiempo. Precisión ante una
necesidad apremiante, bajo el ángulo exclusivo de la rapidez y sin tomar en
cuenta la causa del mal.
Se hace necesario distinguirla de la urgencia
psiquiátrica, en la urgencia psiquiátrica se requiere que otro desde el saber,
de acuerdo a los signos que observa, responda, decida si el cuadro que se
presenta requiere una internación o requiere un tratamiento ambulatorio
controlado con psicofármacos, la responsabilidad de este acto queda del lado
del psiquiatra y generalmente se corresponde con la posibilidad de manejo del
paciente. Si hay agitación psicomotriz, si corre peligro la vida del paciente o
de terceros, en donde el poder de la palabra no tiene efecto, sería inadecuado
atenderlo como una urgencia subjetiva.